Comienzas a estudiar aplicándote concienzudamente y parece que todo va sobre ruedas mientras te diriges a tu objetivo, sacarte una plaza. Pero un día sin saber muy bien por qué comienza a costarte cada vez más el sentarte en la silla a estudiar, poco a poco, lo que era un ritual agradable se torna en algo cada vez más complicado. Esa sensación se va acentuando por momentos hasta que llega un punto que se vuelve insostenible. Hablamos de las oposiciones.
¿Qué ha pasado?
Unas oposiciones son uno de tantos objetivos que podemos marcarnos en la vida pero al igual que otros, lo que comienza como un sueño excitante al principio puede acabar siendo nuestra peor condena. ¿Cómo es posible empezar con tanta ilusión para que luego se vaya perdiendo durante el camino hasta el punto de abandonarlo?
En este artículo te voy a explicar las fases por las que pasamos las personas en cada proyecto vital y la herramienta que va a hacer posible el que llegues a tu destino tan deseado sin sufrir por el camino. ¿Comenzamos?
Las fases de las oposiciones
Existen 5 fases que todos transitamos a la hora de ponernos una nueva meta, puede ser un nuevo negocio, un proyecto, unas oposiciones o cualquier cosa que implique un proceso con comienzo y final. Primero hay que tener en cuenta una cosa, la mayor parte de estas metas implican una transformación de tu ser, es decir, la persona que empieza en el punto A no va a ser la misma cuando todo termine y llegues al punto B.
Esto es importante tenerlo en cuenta porque la mayor parte de las veces queremos conseguir las cosas que nos proponemos sin tener en cuenta el precio que debemos pagar por hacerlo. Y cuando llega el momento de pagarlo, simplemente nos negamos.
Veamos el ejemplo con las oposiciones. Eres una persona con unas determinadas características y hábitos que has ido adquiriendo a lo largo de tu vida, y para
conseguir tu plaza, vas a tener que cambiar muchas cosas que haces habitualmente por otras que son completamente nuevas, pueden ser unos nuevos hábitos de
estudio, un horario más estructurado, quizás algunas horas menos de sueño, un cambio en el tiempo dedicado a tu vida social. Hay muchos factores distintos.
Ahora bien, ¿estás preparado para pagar ese precio de todo lo que va a cambiar en tu vida? Sí, esa voz de tu cabeza ahora mismo está diciendo que pagarías el precio que hiciera falta por conseguir una plaza, correrías tres maratones seguidos o te comerías un caballo si es lo que hay que hacer.
Aquí, querido opositor, estás en la primera fase de las oposiciones: el optimismo desinformado.
Esta es como el enamoramiento, estás subido en la ola de la ilusión y la energía que crees te catapultará hasta la línea de meta. Ni siquiera sabes por qué te sientes así pero piensas que esa sensación va a durar eternamente. La cuestión es cuando va pasando el tiempo y comienzas a pagar el precio de verdad. Las horas de sueño se resiente, tu vida social apenas la recuerdas y lo único que te espera fielmente, día tras día, es tu escritorio rebosante de papeles y subrayadores de colores.
Como es lógico cuando esto comienza a ser tu realidad absoluta cada día llega la segunda fase: el pesimismo informado.
Ya te has dado cuenta que por mucho que tu cabeza estuviera dispuesta a pagar el precio que fuera necesario no es lo mismo tener un pensamiento sobre lo que va a pasar que vivir la experiencia completa. Aquí es cuando comienza la transformación porque, literalmente, ya no eres la persona que eras cuando comenzaste ya que tu vida ha cambiado radicalmente.
Y al cambiar tanto, la mente que antes pensaba que podría con todo parece volverse en tu contra para dar paso a la tercera fase de las oposiciones: La crisis de significado.
¿Será que realmente esto es lo que quería hacer? ¿Y si esto es mucho más difícil de lo que creía en un principio? ¿Seré capaz de conseguirlo o voy a tirar muchísimo tiempo para nada?
¡Anda! Esa misma voz que antes te empujaba en una ola de éxtasis y confianza ahora parece que lo que quiere es hundirte con su pesimismo. E las oposiciones, es el momento exacto en el que tu mente comienza a entender que una parte de ella “tiene que morir” para que tú puedas seguir con tu transformación, y por supuesto, nadie quiere desaparecer en el gran olvido, así que esa mente va a hacer lo que sea con tal de que las cosas sigan siendo como siempre.
Ahora ya conoces el precio completo a pagar por lo que quieres conseguir, tienes claros los costes de esa transformación y en este mismo punto es cuando el camino se divide en dos. La primera bifurcación es la rendición. Te convences a ti mismo de que esto en verdad no era algo que querías tanto y que todo lo que conlleva no lo cubría los beneficios de conseguirlo. El camino de salida es el que toman muchas personas y está bien, no hay nada que reprochar, es un aprendizaje más de los tantos que te trae la vida.
En cambio, puedes elegir otro camino: el optimismo informado.
Ahora ya sabes realmente lo que vas a tener que hacer y la persona en la que te vas a tener que convertir porque ya lo has experimentado de primera mano, no era una emoción ni una sensación ni una voz en tu cabeza. Te has hecho consciente de cómo vas a tener que ajustar mucho de tus procesos vitales para conseguir tu meta en las oposiciones y comienzas a aceptar que una parte de ti, de tu vida y de todo lo que has conocido hasta el momento va a desaparecer, pero que esto no es necesariamente malo sino una parte natural del proceso. Ahora ya sabes el precio, pero esta vez lo pagas con gusto, disfrutando por hacerlo y habiendo aprendido las lecciones que te trajo la fase de la crisis.
Sencillo, ¿verdad?
¿Y no será que hay alguna herramienta que nos permite evitarnos una gran parte del dolor de este proceso y pasar directamente a la fase de optimismo informado?
Ya sé que todos queremos el camino más sencillo, menos doloroso y si se puede, lo queremos para ayer, así que te voy a dar una herramienta que es muy simple en apariencia, pero puede ser el verdadero factor decisivo para que tu sueño no se convierta en pesadilla en las oposiciones.
La herramienta
Ya has llegado hasta aquí y conoces el proceso básico, por lo que es buen momento de desvelarte la herramienta definitiva para que consigas todo lo que te propongas, ¿estás preparado?
La herramienta en cuestión es no ir contra ti mismo.
¿Recuerdas lo que sucede en la fase 1 del optimismo desinformado? Cuando tu mente te dice que haría cualquier cosa por conseguir esa meta que te has puesto, en este caso tus oposiciones. Ahí está la clave. Tu mente está tan desbocada que de verdad cree en ello y te va a subyugar hasta tal punto que luego tendrá que recular, no pedirá perdón, pero te dirá que te rindas.
Tú, tan obediente, le vas a seguir a pies juntillas incluso yendo contra ti y contra lo que era tu vida.
Lo reconozco, te he hecho caer en la “trampa” para que comprendas dónde está el truco. Sí, te vas a tener que transformar para ser la persona que conseguirá la meta que quieres, pero otra cosa muy diferente, y es lo que suele pasar, es confundir nuestra vida y nuestro ser con nuestra meta. Dejas de ser alguien para ser opositor, junto todo lo que has creído que implica; sesiones interminables de estudio, no salir de casa más que para lo estrictamente necesario, perder horas de sueño, amigos, familia, parejas o incluso la salud, todo por conseguir la plaza.
¿Y luego qué piensas hacer cuando no quede nada en tu vida porque la olvidaste completamente?
Tu mente te dice que cuando te saques la plaza ya disfrutarás, harás todo lo que quieres hacer y volverás a retomar tu vida normal. dentro de varios años. Y es exactamente por eso que el camino, el proceso o el precio a pagar, se convierte en la condena del día a día, una condena que para remate se convierte en culpabilidad cuando no crees estar haciendo lo que debes hacer.
Date cuenta de esto; tú no eres tu oposición. Tu vida no es tu oposición. No te engañes. La oposición y conseguir una plaza es simplemente una meta en tu vida, pero la gran parte de las personas la convierten en SU VIDA, y por supuesto, eso lo hace insufrible. ¿Quién quiere abandonar su vida por algo que está en un futuro que no existe a un par de años vista? Nadie. Lo único que te mantiene en ese camino es la motivación, la zanahoria que se le pone al burro delante para que tire, pero cuando esta se acaba, el castillo de arena se cae por los cimientos.
¿Cuál es la solución?
Ponte unos límites y disfruta lo que haces.
La oposición puede ser una parte de tu vida, pero tu pareja, tu familia, tu tiempo de ocio, Netflix o las cervezas con tus amigos son tanto o más importantes como estudiar porque no tiene ningún sentido que te castigues a ti mismo quitándote todas las cosas que te gustaban por tu meta. Con esto te propongo que te marques unas “líneas rojas” las cuales no vas a traspasar, por ejemplo, un tiempo máximo razonable de estudio o no dejar las actividades que tanto amas hacer, porque la esencia es disfrutar de lo que haces.
De otra forma ¿por qué castigarte haciendo algo que no disfrutas?, ¿lo que diga la gente que es estudiar una oposición?, ¿de lo que piensen tu familia o personas cercanas?, ¿quizas por una plaza que sólo existe en el futuro y ni siquiera es segura?
Te puedo garantizar que no hay herramienta más poderosa que disfrutar cada momento con lo que estás haciendo, porque incluso a nivel de rendimiento mental puro y capacidad de estudio, 2 horas con verdadero entusiasmo te pueden cundir mucho más que 6 horas sentado a regañadientes peleándote con los libros.
¿A qué no te lo esperabas tan simple?
A la mente le encantan las cosas complejas y rebuscadas cuando la verdad es que, lo más simple, suele ser lo que mejor funciona. Sólo hay que observar la naturaleza (que no tiene una mente como la nuestra) para darse cuenta de ello.
Espero que de verdad te entregues al poder del simple gesto de no ir contra ti y que de verdad hagas ese re encuadre mental de ver la oposición como una parte de tu vida y no el todo que la define, parándote cada día un minuto hasta que hagas esa idea tuya tienes suficiente para empezar y si ya estás metido en el proceso de las cinco fases, ¡mucho más fácil porque te reconocerás en el camino! Ve a por tus metas siempre, pero en el trayecto no te olvides de lo más importante; de ti mismo.
¡A por ello!
Autor: Alejandro Alfeiran
Coach y autor del libro «81 dias de Verano»
Instagram: @alejandro_alfeiran